Lo que creemos

Nacimos soñadores.

Somos de esos que no paramos de soñar, de los que estamos acostumbrados a que nos vean como incapaces de aterrizar y que nos echen en cara todo lo que no hemos concretado. Pero no somos soñadores de cama, somos los que sueñan conscientes, los que elegimos soñar aún cuando el miedo parece más grande. No solo somos soñadores, también somos valientes, necesitamos serlo para seguir soñando.

Dejamos de ser los que prefieren no soñar porque es más fácil seguir la rutina, donde todos estamos atareados en nada, donde el tiempo nunca alcanza y soñar parece nada más que un desperdicio. Dejamos de ser los que piensan que soñar no va con ser adulto y los que se quedan contenidos en sí mismos para sentirse a salvo.

Como soñadores de toda la vida y adultos profesionales, sabemos que nadie vive de sueños, pero el punto no es vivir de ellos, es vivirlos, punto. Retando esa creencia dejamos de ver el dinero como un fin, lo cambiamos por un puente. El dinero tiene que ser nuestro puente, un medio que nos dé libertad, libertad de decidir qué queremos hacer. Si el dinero no nos da libertad, entonces algo estamos haciendo mal.

Queremos recordarte algo que ya sabías; en primer lugar, ni tú ni nadie quiere dinero, en el fondo lo que realmente perseguimos es la ilusión de lo que creemos que solo millones pueden comprar. Millones en la cuenta de banco no es la fantasía, pero sí el estilo de vida de completa libertad que se supone que permite.

Vamos a usar este puente para ir por nuestros sueños, porque es nuestra vida, finita y única. Después de todo, no eres tu nombre, no eres tu trabajo, ni el saldo en tu cuenta de banco pero sí eres la suma de todo lo que has vivido y de lo que estás por vivir.